Con presagios para eruditos
desnudé el alma.
Con la carcasa de mi cuerpo helado
te di las gracias.
Después me fui del invierno
a la secuencia
de ojos que miran mis ojos
ateridos
y mi enajenación
me alejó de ti
y amanecí desnudo en mi presagio.
Ramiro Guzmán Zuluaga