"Hay dos planetas, Nunca y Siempre, y un montón de asteroides entre ellos."
RAMIRO GUZMÁN

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un espectadorSiempre fui tímido. Tanto, que no entiendo cómo le confesé mi amor. En España, otra vida, distinta, ni mejor ni peor. Recuerdo sus ojos como un mar bravío que casi ya ni añoro. Se fue, y ahora otras amigas cuidan de mí. Renazco al Uruguay, como quien comprende. Observo mis negligencias y mis soledades como un espectador. Voy de muro en muro escribiendo síntesis de amor y de presagios. En eso, el muelle viene hasta mí. Pido a Dios por paz para mi gente y entiendo que he de recuperar mi oficio lastimado. Voy encogiendo y luego me crezco de mis huesos  minados de atardeceres. Yo alojo mi corazón en la alegría que dan los versos de hoy. El alivio de la poesía leída aunque sea triste. El shampoo de los años cuida mi calvicie. Cuan agradable es volar hacia mis adentros.

 

Ramiro Guzmán Zuluaga

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hoja en blancoMe he encontrado con una hoja en blanco tantas veces… He acertado y he errado, para algunos mis errores son mis mejores hallazgos. He cantado también con diversa suerte. Ahora, como un peón clave en un jaque mate, me aferro a la vida y la nutro con los sueños que voy encontrando en el camino. ¿Estaré viejo? Ni tan joven ni tan viejo. Un poco huraño, a veces muy divertido… Dos hadas cuidan de mí. Bailan en mi casa y a la vez la limpian. Mi mente está un poco rota. Extraño amigos que murieron. Escucho rock rioplatense como en una nueva adolescencia. El barrio me sonríe y yo rezo por nosotros. Tengo un mar atragantado y empieza a diluviar.

 

Ramiro Guzmán Zuluaga

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tunas 02 04 18Donde llega a pie la libertad
ahí donde se queman las lágrimas
que he vertido para regar
una absurda planta

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070418Había enfermedad y salud y un escalofrío cortaba mis lágrimas de adiós. Era un tiempo notable, éste, el mismo. Los amigos estaban lejos. Algunos habían muerto, otros morían, otros daban escasas señales de vida. La literatura cremaba mi horizonte. Los átomos de mi cuerpo ensayaban versos que cantaban a musas más presentes. Yo hacía un escrutinio con el sonido ambiente y mi alma era un palacio vacío. Tengo un tango atragantado y un rock sin destino. Los héroes eran los ciudadanos simples y la espera enloquecía. Yo miraba cómo otros seguían… En eso, bajó del cielo un extraterrestre, como en las películas, como en la vida real. Fue entonces que lo miré con asombro y entendí que tenía un mensaje para mí:

-No te preocupes: llegarás a buen puerto.

Enmarañándome con los árboles que ahora veía y que siempre habían estado ahí, fui comprendiendo que había esperanzas, y mientras, escribí este testimonio…

 

Ramiro Guzmán Zuluaga

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180418Las mañanas me sonríen,
Las hadas laten fuerte,
La casa resplandece a pesar de mi temor,
Estás, amada mía, en todos mis papeles,

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bailarSi fuera adiós si fuera pena
alguien colorearía mi dolor
después correr entre la gente
hasta el nuevo amanecer

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CONTEMPACION DE PATRICIAPatricia llora y ensancha su amor. Está en estado de otra cosa. Limpia mi ropa y me carga con ganas para seguir escribiendo. Yo la contemplo con amistad. Ella me reconcilia con el Uruguay y con la literatura, mis primeros amores, un poco rotos por mi enfermedad. Sus ojos castaños dan al mar de la suerte, un lugar tal vez lejano desde el cual Dios le envía fuerzas para barrer mi casa. De repente, siento que los ojos de Patricia son el Río de la Plata. Este jueves he de viajar a Buenos Aires. Esa ciudad que me acunó pese a mi irreverencia. Pinto en un lienzo retazos de Patricia. Ella halla salvación en la ternura de mi casa. Se ha hablado de Neruda como de un viajero inmóvil. Yo he sido un poeta rioplatense. He cantado muchos lugares pero nací en Montevideo y tuve mi hijo en Buenos Aires. Tengo la melancolía del tango en el próximo café. Patricia me lo sirve con una fe que escribe una cronología del universo.

 

Ramiro Guzmán Zuluaga

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torbellino de versosResucitaré, volveré a aullar en el mar, veré tus ojos partir como algo justo, como la medida de un dolor pequeño. En los techos de zinc miro tus ojos. La ciudad rejuvenece a través de la noche. Estallaré en esos ojos y me preguntaré los cómos de mi gente. Por ti perdí la brújula, y ahora, mientras te vas lento, sintonizo Montevideo Sur. Quedo aprendiendo a comunicarme con mi gente, loco pero acostumbrado. El amor se palpa pero no viene de ti. Por fin, entiendo el sentido ulterior de la poesía, y en medio de la tormenta recibo un torbellino de versos. Lejos está tu luz mientras yo miro Montevideo Sur.

 

Ramiro Guzmán Zuluaga